miércoles, 15 de julio de 2009

Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, Documento de Río

TÍTULO IV : AUXILIARES DEL CLERO
Capítulo I: Apostolado de los laicos en general
La Conferencia General del Episcopado Latinoamericano:
42. Desea subrayar de manera especial, el papel tan importante que corresponde a los seglares en la realización de la obra salvífica encomendada por Jesucristo a la Iglesia: colaboración apostólica que se hace sentir con mayor urgencia en las regiones de América Latina, por la escasez de sacerdotes, el elevado número de fieles a ellos encomendados, la gran extensión de las demarcaciones parroquiales, y, por último, la dificultad de penetrar en ciertos ambientes 29 .
43. Juzga que para el mayor progreso de la colaboración del laicado católico en la acción apostólica en América Latina, es de suma importancia difundir cada vez más entre los fieles el exacto conocimiento de la posición de los seglares dentro del Cuerpo Místico de Cristo 30 , formando la conciencia de los fieles, de modo que se persuadan prácticamente que el apostolado aun siendo misión propia del sacerdote, no es exclusiva de él, sino que también les compete a ellos, por su mismo carácter de cristianos, siempre bajo la obediencia de los Obispos y de los Párrocos y dentro de las formas y oficios que no son privativos del ministerio sacerdotal 31 . Por tanto es necesario que tales principios sean oportunamente enseñados e inculcados desde el Seminario a los futuros sacerdotes, para que sepan aprovecharse, como conviene, de la preciosa ayuda que les puede venir de la colaboración de los laicos 32 .
44. Desea destacar que el tiempo y trabajo dedicados a la formación de seglares competentes para que colaboren con la Jerarquía Eclesiástica, están muy útilmente empleados; y recomienda con encarecimiento, que esta formación para el apostolado se comience a dar ya en la adolescencia y se intensifique en la juventud, proponiendo a la consideración de los jóvenes la grandeza del ideal de vivir, trabajar y luchar por Jesucristo.
45. Recuerda, finalmente, que el apostolado de los laicos no debe reducirse únicamente a colaborar con el sacerdote en el campo limitado de los actos de piedad, sino que, además de un esfuerzo continuo por conservar y defender íntegramente la fe católica, debe ser un apostolado misionero de conquista para la dilatación del reino de Cristo en todos los sectores y ambientes, y particularmente allí donde no pueda llegar la acción directa del sacerdote 33 .
Capítulo II: Diversas formas de Acción Católica y obras coordinadas
La Conferencia:
46. Expresa su profunda satisfacción al comprobar los frutos alcanzados en América Latina por las diversas organizaciones de Acción Católica, y manifiesta vivamente su deseo de que intensifiquen cada vez más su trabajo apostólico, tan necesario y al mismo tiempo tan grato al corazón del Santo Padre.
47. Reafirma, según el pensamiento de los Sumos Pontífices Pío XI y Pío XII, que la Acción Católica, como colaboración de los seglares en el apostolado jerárquico, constituye medio eficacísimo para la recristianización del pueblo y por lo tanto el cuidado de ella se ha de colocar entre los principales deberes del ministerio pastoral 34 .
48. Recomienda encarecidamente:
a) que se procure organizar e incrementar la Acción Católica en todas las parroquias de las Diócesis latinoamericanas, según los deseos del Santo Padre Pío XII 35 , y de acuerdo con lo que ya se ha decidido por la Jerarquía Eclesiástica;
b) que, atendida la importancia de la Acción Católica en la vida de la Iglesia, sean designados, tanto en el orden nacional como en el diocesano, algunos sacerdotes exclusivamente dedicados a ella y convenientemente preparados mediante cursos especiales y asambleas de estudio;
c) que los educadores católicos recuerden el deber que les incumbe de fundar y mantener vivos en sus establecimientos, centros de Acción Católica; preocupándose de formar en ellos buenos militantes y capacitados dirigentes del apostolado seglar 36 ;
d) que los Superiores y miembros de las Órdenes y Congregaciones religiosas e Institutos seculares procuren favorecer eficazmente la organización y progreso de la Acción Católica en los diversos Países 37 .
49. Recomienda que, en cuanto sea posible, a efectos del apostolado externo, todas las Asociaciones católicas —ya sean las que por «sus reglas, su naturaleza, su fin, sus designios y hechos» 38 han de considerarse «pleno iure» como Acción Católica, ya sean otras adheridas o auxiliares— se coordinen parroquial, diocesana y nacionalmente con los respectivos organismos del ordenamiento príncipe, la «Acción Católica», para la unidad y la eficacia de la actividad común de apostolado, manteniendo sin embargo cada una de las asociaciones sus propias características 39 .
50. Aprueba y alaba los esfuerzos realizados por el Secretariado Interamericano de Acción Católica; ve con agrado las «Semanas de Estudio» ya celebradas, que proporcionan la oportunidad de un trabajo coordinado; y, a la vista de los halagüeños resultados obtenidos, desea que se intensifiquen estos encuentros y se les preste el apoyo que por su utilidad e importancia merecen.
Capítulo III: Apostolado social y responsabilidad del cristiano en la vida cívico-política
51. La Conferencia:
a) recomienda de una manera peculiar a los miembros de organizaciones de Acción Católica que estudien y difundan los principios cristianos y las orientaciones pontificias sobre los problemas sociales, económicos y políticos, con el fin de ayudar eficazmente a formar la conciencia del pueblo en estos aspectos tan importantes de la doctrina de la Iglesia;
b) hace votos a fin de que la Acción Católica sepa descubrir y suscitar entre sus militantes, verdaderas vocaciones a las actividades sociales y cívicas, y estimularlas a una óptima capacitación, no sólo científica y técnica sino también práctica, para dichas tareas tan importantes para el bien común;
c) exhorta muy encarecidamente a que la Acción Católica promueva asociaciones y obras para la solución de los problemas sociales que hoy día más apremian en los Países Latinoamericanos.
Capítulo IV: Otros auxiliares del clero
52. La Conferencia, recordando los servicios prestados a la Iglesia por otras formas de auxiliares del Clero, como en particular los «doctrineros» y otros similares colaboradores a la acción del Sacerdote, recomienda que se les agrupe en organizaciones adecuadas para proporcionarles una mejor formación y una orientación más acorde con las directrices del apostolado seglar moderno, relacionándolas con la Acción Católica.
29
Cf. Carta Vos Argentinae Episcopos de Su Santidad Pío XI al Episcopado Argentino (4 de dicimembre de 1930), en Colección de Encíclicas y documentos pontificios, IV ed., Madrid 1955, pp. 1078-1082; Carta Observantissimas litteras de Su Santidad Pío XI al Episcopado de Colombia (14 de febrero de 1934), en la citada Colección, pp. 1111-1115; Carta Quamvis Nostra de Su Santidad Pío XI al Episcopado del Brasil (27 de octubre de 1935), en la citada Colección, pp. 1118-1122; Carta Firmissimam constantiam de Su Santidad Pío XI al Episcopado Mejicano (28 de marzo de 1937), en la citada Colección, pp. 1125-1134.
30
Cf. Carta Encíclica Mystici Corporis Christi de Su Santidad Pío XII: A.A.S., XXXV (1943), pp. 193-248, en particular, 212-217.
31
Cf. Discurso de Su Santidad Pío XII con motivo de la creación de nuevos Cardenales: A.A.S., XXXVII (1946), p. 149.
32
Cf. Carta Observantissimas litteras de Su Santidad Pío XI al Excmo. Episcopado de Colombia, l. c., p. 1113: «Para esta tarea de formar a los jóvenes en la sana doctrina, es absolutamente indispensable preparar, ya desde los últimos años del seminario, sacerdotes que conozcan a fondo la naturaleza propia de la Acción Católica y sus fines peculiares».
33
Discurso de Su Santidad Pío XII a los delegados de la Acción Católica Italiana: A.A.S., XXXXIII (1951), p. 377: «La actividad de la Acción Católica se extiende a todo el campo religioso y social, es decir, hasta donde llega la misión y la obra de la Iglesia».
34
Carta del Emmo. Card. Eugenio Pacelli, Secretario de Estado de S.S. a los Superiores Religiosos (15 de marzo de 1936): «...Como una de las tareas más meritorias de los religiosos es la predicación al clero, especialmente en los Ejercicios Espirituales, así, mejor preparados, podrán inculcar con mayor competencia y autoridad, juntamente con el cumplimiento de los demás deberes sacerdotales, también el de la Acción Católica, que el Padre Santo, desde su primera encíclica ha declarado que está in praecipuis sacri pastoris officiis» (Colección de Encíclicas y documentos pontificios, IV ed., Madrid, 1955, p. 1123).
35
Cf. la Exhortación Apostólica de Su Santidad Pío XII a los Excmos. Ordinarios de Italia: A.A.S., XXXXII (1950), pp. 247-250): «Creemos Nos deber de Nuestro ministerio apostólico el invitar una vez más, con paternal insistencia, al clero que tiene cura de almas para que en todas las parroquias desde las perdidas en los campos o sobre los montes, hasta las de los grandes centros urbanos, se establezcan las cuatro Asociaciones fundamentales de Acción Católica: la Juventud masculina y la Juventud femenina, la Unión de hombres y la Unión de mujeres. A este Nuestro deseo añadimos otro: el de que no falten en ninguna Diócesis las Asociaciones Universitarias y los dos Movimientos de los Laureados y de los Maestros».
36
Carta Observantissimas litteras de Su Santidad Pío XI, al Excmo. Episcopado de Colombia, l. c., p. 1115: «...Conviene que la Acción Católica llegue a florecer no sólo en las Universidades y en las escuelas secundarias, sino también en toda clase de escuelas para que, ya en ellas, los adolescentes se vayan instruyendo, encaminando o preparando para la Acción Católica, a la cual más tarde darán su nombre en las Asociaciones Superiores; todo lo cual, en verdad, contribuirá grandemente a su mejor formación cristiana»; Carta del Emmo. Card. Eugenio Pacelli, Secretario de Estado de Su Santidad, a los Superiores Religiosos, (15 de marzo de 1936): «El Augusto Pontífice ha insistido en declarar, en diversas circunstancias, que la formación en el espíritu de apostolado, propio de la Acción Católica, constituye un elemento esencial de la educación en estos nuevos tiempos, una segura defensa de la vida cristiana... Un educador prudente no puede olvidarlo; de lo contrario, restringiría los horizontes de bien que deben abrirse en el ánimo generoso de los jóvenes, privaría a la Iglesia de preciosas ayudas y difícilmente alcanzaría todos los fines de una verdadera educación cristiana» (l. c., pp. 1122-1123).
37
Carta de la Sagrada Congregación de Religiosos a los Superiores y Superioras de Ordenes y Congregaciones Religiosas (2 de febrero de 1947) sobre la cooperación de los Religiosos a la Acción Católica, en Colección de Encíclicas y documentos pontificios, IV ed., Madrid, 1955, l. c., pp. 1213-1215.
38
Vease la Constitución Apostólica Bis saeculari relativa a las Congregaciones Marianas: A.A.S., XXXX (1948), pp. 393-402.
39
Cf. Discurso de Su Santidad Pío XII a los Delegados diocesanos de la Acción Católica Italiana: A.A.S., XXXII (1940), pp. 362-372: «Honra será de amoroso y amistoso afecto, si reina también la unión entre los miembros de la Acción Católica y los de las otras Asociaciones. La organización de la Acción Católica Italiana, aunque sea el ordenamiento príncipe de los católicos militantes, admite, sin embargo, junto a sí a otras Asociaciones dependientes también de la autoridad eclesiástica, algunas de las cuales al tener también fines y normas de apostolado, bien pueden llamarse colaboradoras del apostolado jerárquico»: l. c., pp. 368-369.

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