miércoles, 15 de julio de 2009

Acción Católica General de Madrid

Los orígenes de la Acción Católica
La fuerza de los acontecimientos ha contribuido a desarrollar una evolución en lo que es concepto básico de la Acción Católica, a saber su cooperación en el apostolado y su vinculación a la jerarquía

1. UNA MOTIVACIÓN DEFENSIVA Los primeros intentos que hace la Iglesia, en los tiempos modernos, para organizar la acción confesional de los laicos tiene lugar a mitad del siglo XIX en los países de la vieja Europa. En estas iniciativas predomina una clara motivación defensiva. Los siguientes puntos programáticos de la asociación de los católicos españoles puede resumir el carácter de este incipiente movimiento laical: - Mantener la unidad católica y defender la libertad de la Iglesia.- Utilizar, para conseguir los fines propuestos, todos los medios que están dentro de las leyes y de la moral católica.- Formar una Junta Superior, radicada en Madrid, con ramificaciones en Juntas Provinciales, de Distrito y Parroquiales.- Bajo la guía de los Prelados diocesanos.- Con la finalidad de "contrarrestar la acción funesta de la impiedad".Tal vez estos primeros intentos de bajar a la arena de lo social y lo político, donde se juega el futuro de la iglesia y del hombre, hayan marcado la orientación primordial que más tarde ha definido el campo del apostolado de los laicos en torno a lo secular: la "consecratio mundi" o el aspecto temporal-sacramental del Reino de Dios, que hoy es doctrina común. Con el paso del tiempo y de los acontecimientos y con la clarificación que ha experimentado esta doctrina se han modificado profundamente las motivaciones, los modos de presencia y la comprensión de lo social-político y de la acción apostólica.Esto ha ayudado a plantear con mayor nitidez las relaciones entre el anuncio evangelizador y la transformación de las estructuras mundanas. Podemos concluir que estos comienzos son el punto de arranque de una largo trayecto que va desde la defensa a la acción transformadora.2. ACCIÓN CATÓLICA: EXPRESIÓN INDETERMINADA La Acción Católica surge en este contexto con una gran indeterminación, en lo que se refiere a la definición de sus componentes. En un primer momento tanto se utiliza la expresión Acción Católica para designar a la Junta Central de la Obra de los Congresos, como a la acción organizada de los católicos en una amplia variedad de asociaciones, o a una organización principal ("ordinatio princeps", según la conocida expresión de Pío XI y Pío XII) o "vía maestra" del multiforme apostolado asociado y "forma singular de ministerialidad laical" (Pablo VI y Juan Pablo II) que poco a poco adquirirá fisonomía propia hasta cuajar en las cuatro notas ya clásicas.Durante los pontificados de Pío IX, Pío X e incluso Pío XI se mantiene la indeterminación. La denominación Acción Católica oscilaba entre el apostolado de los seglares en general y designar una asociación concreta con características peculiares.Todavía en tiempos de Pío XII hubo una posibilidad de ampliar la denominación de Acción Católica, con una visión más comprensiva, a un conjunto más amplio de asociaciones e iniciativas del apostolado seglar, pero las circunstancias históricas que vamos a explicar habían hecho su labor y la denominación Acción Católica tuvo ya definitivamente el marchamo de unas asociaciones concretas y determinadas.3. HACIA UN NUEVO CONCEPTO: "PARTICIPACIÓN EN EL APOSTOLADO JERÁRQUICO" Es con Pío XI cuando se formula un nuevo concepto de la Acción Católica. Hasta entonces todavía se describe el campo de actuación de la Acción Católica en los amplios términos que recoge la nota 23. Pero la revolución fascista impone en Italia la unicidad de organizaciones y su absoluto control por el Partido y el Gobierno. En 1926 y 1927 el fascismo disuelve las organizaciones especializadas de la Acción Católica Italiana: scultismo, asociaciones deportivas, universitarias, etc., y en 1931 Mussolini se atreve a disolver las Juventudes de Acción Católica, provocando la reacción de Pío XI. Por fin, el 3 de septiembre de 1931 se llega a un acuerdo, al que se debe el Estatuto de 30 de diciembre de 1931 y que reduce el campo de actuación de la Acción Católica a lo estrictamente religioso y parroquial, como ocurrirá más tarde bajo el nazismo, que trató de recluir la actividad eclesial en el recinto interno de la Parroquia.¿Qué había pasado? Pío XI, para salvar un mínimo de apostolado seglar, único posible en la Italia fascista, afirma en el Estatuto de 1931 que la Acción Católica no tiene más que el fin religioso de la Iglesia, identificándole así con el fin propio de la jerarquía. Tácticamente se ve obligado a vincular, de la manera más estrecha posible, el apostolado seglar al propio apostolado de la jerarquía, porque espera que el fascismo no se atreverá contra el apostolado jerárquico, ni osará tocar a la "niña de sus ojos".De este planteamiento estrecho del apostolado, obligado por la situación política y que minimiza el pensamiento de Pío X y del mismo Pío XI, nace la célebre fórmula definitoria de la Acción Católica como participación en el apostolado jerárquico. Esta fórmula, tomada a la letra por canonistas y tratadistas teóricos, originará una interpretación de la esencia de la Acción Católica que no tiene justificación seria, fuera de la anécdota histórica que hemos explicado.Pero el Estatuto italiano de 1931, Estatuto de circunstancias y minimizador, será el que inspire las Bases españolas para la Acción Católica, de 1932, y lo que es peor, el que inspire la teoría sobre la Acción Católica en los tratadistas de aquella época, como acabamos de señalar.4. HACIA LA "COOPERACIÓN CON LA JERARQUÍA EN EL APOSTOLADO" Ya es hora de caer en la cuenta de cómo la fuerza de los acontecimientos ha contribuido a desarrollar una evolución en lo que es concepto básico de la Acción Católica, a saber su cooperación en el apostolado y su vinculación a la jerarquía.El Vaticano II no habla de "participación en el apostolado jerárquico", sino de que "el fin inmediato de estas asociaciones es el fin apostólico de la Iglesia" y de "cooperación (en el apostolado), según el modo que les es propio, con la jerarquía". En otro lugar habla de "acción y directa cooperación con el apostolado jerárquico".La expresión de la cuarta nota "actúan bajo la superior dirección de la misma jerarquía" es necesario leerla en relación con otras dos: la que sanciona la original seglaridad de la Acción Católica (nota 2) y la que indica que en estas organizaciones la jerarquía "asume una responsabilidad especial, [...].las asocia más estrechamente a su propia misión apostólica, [...] sin privar por eso a los seglares de su necesaria facultad de obrar espontáneamente". A estas alturas, la famosa expresión "manus longa", aplicada a la Acción Católica, ha quedado neutralizada y ha caído en desuso.

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